El Sinthome de Lacan en la pintura de Philippe Cognée
Por Susana Sherar
Philippe Cognée es un pintor y escultor nacido en Nantes, en 1957. Hijo de cooperantes, pasó su infancia y su adolescencia en África, donde aprendió la técnica del batik. Cuando volvió a Francia para hacer la escuela de Bellas Artes conoce el trabajo de Jaspers Jones y la pintura a la cera. Desde ese día adopta como material la cera de abejas, que licúa calentándola sobre una placa de gas, lo que permite recubrir la superficie del soporte utilizado (tela montada sobre madera) sin “borrar nada de su naturaleza física”.
En una entrevista para Art Magazine*, Cognée relata a Philippe Pinel:
“Con el tiempo, se pone poco a poco en práctica un protocolo con gestos y medios técnicos que corresponden a la imagen a la que se quiere llegar: la pintura a la cera me permite hacer emerger un “entre-dos”… pues es un material dúctil que está siempre disponible en su estado original. Esta cualidad me interesa para transponer en el material la imagen que quiero hacer. Utilizando una plancha [de ropa] puedo modificar como quiero la superficie cubierta de cera [que va a cubrir con un film rodoid] y repetir así la operación todas las veces que sea necesario”.
Para realizar sus ideas, parte de la base de una fotografía o –con menor frecuencia– de imágenes tomadas de Internet.
Después del manejo de la foto con la pintura, gracias a este procedimiento tan singular, utiliza además de planchas de diferente ancho, raspadores, lijas, etcétera, para agregar o sacar materia. Precisa: “Todos los gestos se mezclan… para lograr los efectos de deformación por el calor”. Constatamos, mirando sus telas, que esos efectos son azarosos y van a depender de muchos factores. A veces el resultado esta en el límite de la figuración.
En cuanto al tema de sus pinturas, Cognée no quiere “inventar historias, nada de narración en el cuadro, la objetividad es suficiente. Una heladera es una heladera, un edificio es un edificio: no hay dónde proyectar el ego. Es la pura y simple reproducción de un objeto que, por eso mismo, se vuelve otra cosa…”
¿No denuncia de esta manera simplemente la función del arte? Una cosa por otra, efecto de sustitución, de metáfora.
La pintura aquí no es espejo: el esfumado hace que sean espejos “deformantes” que producen una realidad visible pero deformada, demostrando así el lado nunca completamente realista de la pintura, en ese “entre-dos”, como dice Cognée, que permite hacer aparecer (algo de) un real que nos “hace señas” desde el cuadro que nos mira**.
Por otra parte, Philippe Cognée expresa muy bien la satisfacción que su artificio le procura: cuando él retira el film es como si sacara un velo. No sabe lo que va a encontrar. ”Es una revelación, no se hace progresivamente, hay una tensión y un descubrimiento”, dice, y muestra un goce evidente cuando lo cuenta. No sabe lo que su cuadro va devenir. No se apoya sobre la forma, la coherencia… La deformación es lo que está, evidentemente, en el origen de su obra.
Podemos plantear la hipótesis de que trabajó duro toda su vida para encontrar ese artificio que le permite llegar a acercarse a la imagen ”a la cual se quiere llegar”.
Como ejemplo podemos poner su obra El catálogo de Basilea, donde recupera las páginas del catálogo de la gran feria de arte europea y las vuelve a pintar, “dejando visibles las imágenes de las obras reproducidas”.
Indica: “Operando así no solamente me reapropiaba de todas esas imágenes (de pintores famosos) sino que las volvía anónimas”… Esta relación particular a la obra original es evocada también en el título de su exposición en el museo Bourdelle de París: “Pintar d’après” (pintar después de). Es muy explícito cuando dice: “Hubo siempre en mi esta voluntad de construir y destruir al mismo tiempo para encontrar un tercer estado entre los dos”.
Freud, en su texto La denegación (1925***) conceptualiza este acto de suprimir y conservar a la vez con el término alemán “Aufhebung”: se construye, se suprime, se borra, y el resultado es la creación de un objeto nuevo. El símbolo se crea a partir de la negación de un objeto. Se borra el primer nombre para hacer advenir el nuevo objeto, con una nueva firma.
Un buen ejemplo de este mecanismo en el arte figura en la nota de Andrés Maguna en esta revista, sobre el “Dibujo borrado de De Kooning”, de R. Rauschemberg (ver aquí). Philippe Cognée nos dice que él no proyecta su ego. En efecto, diríamos que se fabrica un nombre. Por ese lado –y esta es nuestra hipótesis– llegamos al concepto lacaniano de Sinthome, escrito según una vieja ortografía griega.
Freud encontró el término “sublimación” en el discurso de su época y lo aplicó a una forma de satisfacción estética. Lacan encuentra en Joyce algo diferente al idealismo sublimatorio, lo que dará lugar a su concepto de Sinthome. Diferente al síntoma (symptôme) que hace sufrir, el sinthome es la afirmación de un estilo sostenido por un artificio que encontró el sujeto y que tiene para él una función eminente. Una función eminente que conecta el proceso creativo en lo que tiene de más íntimo con el lazo al Otro.
El procedimiento de Philippe Cognée nos parece una buena ilustración de la formación de un sinthome. Hay, en el trabajo de este artista, varias series: las multitudes, las flores, las osamentas o El catálogo de Basilea, montaje hecho con 1001 cuadros. Cognée dice trabajar con series para que cada montaje, cada ensamblaje, sea diferente, lo cual nos hace pensar que cada cuadro en la serie es una “pieza suelta”, en el sentido que le da Jacques-Alain Miller en su curso de 2004, Piezas sueltas**** cuando nos decía, en la primera clase: “La coherencia es un artificio. Si este título me gusta es porque da paso a la contingencia por sobre la coherencia. Es una actitud que puede prevalerse de ser analítica, es lo que comporta la regla analítica: diga lo que le pase por la cabeza”.
Desde comienzos del siglo XX, muchos artistas, contemporáneos de Freud y de Lacan, nos han permitido de leer la función de la pieza suelta como apoyo de un montaje pulsional.
Se inventa para producir belleza, a partir de un objeto que no es lindo: una heladera, una osamenta, una basura… objetos caídos, tirados en los rincones o en los basureros, restos de animales, etcétera… Del objeto de deshecho al objeto de arte, por intermedio de un procedimiento particular a cada artista. El arte contemporáneo se destaca por representar piezas sueltas que toman un cierto uso o lugar según la obra.
¿De qué orden es esta satisfacción del artista que no tiene que ver con la gloria, el dinero, el poder, aunque esto pueda venir por añadidura? Es una satisfacción pulsional. Todo el cuerpo participa. Cognée dice que él borra su gesto –con la plancha– para reinventarlo cada vez. Y, sobre todo, dice que no puede pasar un solo día sin ir a su taller: “Es vital”.
* https://www.artinterview.com/interviews/philippe-cogn
** Lacan : Seminario 11 : Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Capítulo: ¿Qué es un cuadro?
*** Freud: La denegación, 1925. Obras completas.
****Jacques-Alain Miller: Cours d’orientation lacanienne 2004-2005: “Pièces détachées ”. Inédito.
Muy interesante el planteo de este texto y del otro de la revista al que hace referencia. Un placer, como siempre, leer Rio Belbo. Gracias Fidel Maguna y gracias a todo el equipo que sostiene esta revista.